William James propuso mecanismos concretos por los cuales nuestros flujos de pensamiento guían nuestra conducta. Una de estas aportaciones es la Teoría de James – Lange, ideada por él y Carl Lange casi a la vez, según la cual las emociones aparecen a partir de la consciencia de los propios estados fisiológicos.
Así, por ejemplo, no sonreímos porque estamos alegres, sino que estamos alegres porque nuestra consciencia ha sido informada de que estamos sonriendo.
Esta es una teoría que atenta contra la manera convencional en la que concebimos el funcionamiento de nuestro sistema nervioso y nuestros pensamientos, y lo mismo ocurría a finales del siglo XIX.
Hoy, sin embargo, sabemos que lo más probable es que William James y Carl Lange solo tengan parte de razón. Ya que consideramos que en ciclo entre la percepción (ver algo que nos asusta) y la acción (correr) es tan rápido y con tantas interacciones neuronales en una y otra dirección que no se puede hablar de una cadena causal en solo un sentido. Corremos porque estamos asustados, y también estamos asustados porque corremos.