Todos los alimentos que salen de la tierra, en excepción de las verduras que contienen poca azúcar, cuando llegan a nuestro cuerpo se convierten rápidamente en azúcar. Asimismo, el azúcar una vez que llega al cuerpo, el páncreas comienza a liberar insulina y la insulina es una de las hormonas de la inflamación silenciosa.
Otra vía por la que se obtiene hormonas de la inflamación silenciosa es por las grasas que ingerimos. Las grasas saturadas tienen un alto contenido de omega 6, más de lo que el cuerpo necesita. El cuerpo debe tener un equilibrio entre el omega 3 y omega 6 para que no se produzcan demasiadas hormonas proinflamatorias.
Sin embargo, en la alimentación hay abundante omega 6 y muy poquito omega 3. Por lo tanto, ese desbalance está a favor de la inflamación, haciendo que se libere azúcar a nuestro organismo.