Una mujer cuenta que ella siente mucha pena al ver a los gatos callejeros. Dice que siempre que salía de paseo los cargaba y acariciaba. Incluso se llevó dos gatos a vivir con ella. Pero este dolor al verlos abandonados es tan fuerte que evitaba salir a pasear, tan solo el hecho de regresar a casa sin ellos porque no podía tenerlos le ponía muy mal.
Ella también cuenta que escuchó que una amiga había hecho lo de la carta, en ese momento se dio cuenta de qué sucedía con ella. Desde muy pequeña sentía un vacío en su vida, una sensación de abandono a pesar de que no la habían abandonado. Esa misma sensación y tristeza le venía a la mente al ver a los gatitos abandonados.
Gracias a la experiencia de su amiga, ella decidió hacer el mismo proceso y ahora se encuentra bien. Se dio cuenta de que tenía apego a los gatos callejeros y no a todos los gatos, por el patrón de abandono que tenía.