Las sustancias y comportamientos adictivos producen alivio automático y rápido de los estados emocionales, como la ansiedad, estrés postraumático, insomnio, fobias, mal humor, angustias, depresión, inseguridad, depresión, culpa, etc.
Así pues, la persona percibe que el consumo de la sustancia o la ejecución del comportamiento adictivo le ayuda a sentirse mejor. Criticando su desagrado de sus estados emocionales. Pero, se suelen asociar a un efecto rebote o a la reaparición de los síntomas. Solo que con mayor intensidad que la que se sentía antes del comportamiento o de la ingesta de la sustancia adictiva.
Debido a las leyes del condicionamiento, cuando un determinado comportamiento va seguido de un efecto reforzador del circuito de la recompensa, se incrementa la probabilidad de que se repita dicho comportamiento en el futuro.