Bases neurobiológicas de las adicciones
Para entenderlas primero hablaremos del circuito del placer o de la recompensa cerebral. Lo forman un conjunto de conexiones neuronales que nos dicen qué cosas son buenas para nuestra supervivencia, por ejemplo comer, beber, la procreación, etc.
Estos elementos se conocen como reforzadores naturales. Las regiones del cerebro relacionadas con el sistema de recompensa están formadas por circuitos neuronales que cuando son estimulados liberan dopamina, esta liberación genera una experiencia placentera. El sistema de recompensa también se activa cuando evita un dolor.
¿Cómo funciona el sistema de recompensa?
La activación del sistema de recompensa crea una memoria de una conducta motivada, esto es para repetir los actos que producen placer y evitar los que producen dolor.
El principal neurotransmisor del circuito de recompensa es la dopamina, Nuestro cerebro contiene múltiples áreas relacionadas con conductas motivadas para conseguir experiencias placenteras o para evitar el dolor. La activación de este circuito del placer tiene tres componentes.
Componentes
- Componente emocional: La parte emocional es el deseo de placer o el deseo de evitar sentir el dolor, por ejemplo salir de compras, jugar videojuegos, comer, etc.
- Componente motivacional: las emociones guían para actuar y obtener los deseos o necesidades que se tenga.
- Componente cognitivo: el cerebro tiene diferentes zonas que están relaciones con el placer.
¿Cuáles son los centros?
El sistema de recompensa es el conjunto de vías o estructuras neuronales que permiten el flujo de información dentro de las estructuras involucradas en el proceso. Estas neuronas que producen dopaminas se llaman dopaminérgicas, las del núcleo tegmental ventral son las que modulan el flujo de información a través de proyecciones hacia el núcleo accumbens. Este, a su vez, está conectado con la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal y, con el núcleo tegmental ventral.
De esta manera, podemos decir que cada una de estas estructuras involucradas en el sistema de la recompensa tienen conexiones bidireccionales con el núcleo accumbens. Por ejemplo, la vía que va del área tegmental ventral al núcleo accumbens se llama la vía mesolímbica, es una vía segmental. Por otro lado, la amígdala y el hipocampo están relacionados con la modulación de las respuestas conductuales a los estímulos que activan las sensaciones de recompensa a través de la dopamina.
¿Qué pasa si se altera?
La alteración de esta vía juega un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de una adicción. Se debe a que las sustancias adictivas pueden utilizar las mismas vías, aunque con diferentes mecanismos de acción para activar la liberación de dopamina. La vía mesocortical es la encargada de organizar las motivaciones. Esto con el fin de ordenar una serie de acciones para que se logre el objetivo de alcanzar la conducta que origina la recompensa.
Las amígdalas y la hipófisis participan de una manera indirecta en ese proceso, generan sensaciones placenteras. Por ejemplo, liberan oxitocina durante el orgasmo, que es un reforzador natural. Cuantas más veces se repita una experiencia placentera, más se solidifican las conexiones neuronales. Así, aumentan las probabilidades de que se vuelva a repetir la acción para que se vuelva a sentir la misma sensación. Ese circuito, por defecto, está apagado, solo se activa ante estímulos relevantes.
Las adicciones
En el área tegmental ventral hay unas interneuronas que se encargan de inhibir constantemente el área tegmental ventral por medio de un neurotransmisor inhibidor, conocido como GABA.
Los opioides, el alcohol y la nicotina bloquean esta inhibición y activan el sistema de recompensa de una manera distinta a los reforzadores naturales. Al final logra activar el sistema de recompensa. Por ejemplo, los opioides opiáceos bloquean a las interneuronas gabaergicas, aumentando en manera importante la liberación de dopamina. Por eso alcanza niveles elevados que se mantendrán en escena por un periodo de tiempo más elevado.
Esto es lo que suele hacer que esas personas tengan una euforia mantenida en el tiempo al principio. Pero el consumo crónico suele hacer que se produzca una resistencia de los receptores, requiriendo más dosis para mantener ese mismo estado de euforia. En el consumo crónico de alcohol y otras drogas se producen cambios neurobiológicos en las diferentes regiones del cerebro. Estas darán lugar a cambios motivacionales y emocionales y cognitivos en la toma de decisiones.
Como consecuencia, van a ver respuestas biológicas que serán una compensación del efecto farmacológico crónico de la sustancia adictiva. Eso es lo que lleva al deterioro de las personas adictas.
Adicciones crónicas
Todas las sustancias mencionadas anteriormente producen la activación del sistema dopaminérgico mesolímbico. A su vez, inhiben las interneuronas gabaergica del área tegmental ventral, liberando las neuronas dopaminérgicas de la acción, inhibidora de los gabaergicos.
El GABA es el ácido gamma aminobutírico, sus niveles bajos se relacionan con la ansiedad, el mal estado de ánimo, el síndrome premenstrual, el déficit de atención, etc.
La desinhibición de las interneuronas gabaergicas del área tegmental ventral, que conllevan una mayor liberación de dopamina, es el sustrato neurobiológico del efecto reforzador positivo de las sustancias adictivas.
Por ejemplo, la nicotina activa directamente tanto las neuronas dopaminérgicas del área tegmental ventral como sus terminaciones en el núcleo accumbens. Las sustancias y comportamientos adictivos activan el circuito de la recompensa cerebral, biológicamente relacionado con la supervivencia, generando estados de necesidad.
Pueden ser divididos como muy necesarios para sobrevivir. También como prioritarios para la persona adicta, incluso puede tomarlo, subjetivamente, como una cuestión de vida o muerte en los momentos de abstinencia. En las fases muy avanzadas de la adicción, los efectos reforzadores positivos son cada vez menos habituales. Esto se debe a que los cambios neuronales adaptativos generan una cierta insensibilidad en el circuito de la recompensa a los efectos de dichos comportamientos adictivos.
Comportamientos en las adicciones
Las sustancias y comportamientos adictivos producen alivio automático y rápido de los estados emocionales, como la ansiedad, estrés postraumático, insomnio, fobias, mal humor, angustias, depresión, inseguridad, depresión, culpa, etc.
Así pues, la persona percibe que el consumo de la sustancia o la ejecución del comportamiento adictivo le ayuda a sentirse mejor. Criticando su desagrado de sus estados emocionales. Pero, se suelen asociar a un efecto rebote o a la reaparición de los síntomas. Solo que con mayor intensidad que la que se sentía antes del comportamiento o de la ingesta de la sustancia adictiva.
Adicciones en un medio automático
Los estímulos internos y externos asociados a los efectos reforzadores, ya sean positivos o negativos, se convierten en estímulos condicionados. Pueden poner en marcha respuestas condicionadas de búsqueda del comportamiento o de la sustancia que crea la adicción, incluso sin la presencia de dicha sustancia.
Esas respuestas condicionadas pueden generar estados de deseos intensos y pautas automatizadas de búsqueda y consumo de la sustancia adictiva de una forma involuntaria. Todo sin tener en cuenta los procesos cognitivos de mediación, análisis, planificación o inhibición de la conducta; estos se generan en el área frontal del cerebro.
Además, los estímulos condicionados actúan sobre el núcleo del estriado límbico. Lo que sería la interface entre la motivación y la acción podría disparar respuestas condicionadas de búsqueda y consumo. Así, se generan a nivel subcortical y que se cuentan fuera del control voluntario de la persona que ha desarrollado una grave adicción. La persona empieza a actuar en un estado de robotización de la conducta adictiva por las adicciones. Para comprender mejor este tema te invito a leer aquí sobre algunos conceptos básicos y definiciones.
Como resultado, podemos decir que las bases neurobiológicas de la adicción se dan cuando la sustancia adictiva utiliza las mismas vías del circuito de recompensa y placer. Esto para luego crear una desensibilización de la misma y cada vez requiere de una mayor dosis para producir el efecto.